miércoles, 3 de julio de 2013

A mi hermano.



He navegado sin rumbo, solo y sin saberlo;
he marchitado al tiempo con mis desplantes y sonidos;
he padecido el vértigo de la muerte en cada lágrima de mis noches... pero hoy me he dado cuenta que contigo la soledad es felicidad eterna.


He sacrificado al amor para renegar de su existencia;
he maldecido a mi suerte, siempre que me ha traicionado,
pero con tu presencia hermano mío hasta el mismo infierno es dulzura y mis noches sabor a melancolía.

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