viernes, 26 de julio de 2013

La voz del viento.



Allí vas, dejándote llevar por la brisa.
Por el roce de las gotas de lluvia
que caen sobre las horas silenciosas.
Sobre un Paris demasiado lejano
para mi pensamiento.

Escribiendo versos esos que no
se fueron abrazados a tu espalda.
Que me dejan recordar la voz
que en otras dimensiones escuchaba.
En el fondo de un libro, en el teléfono,
mirando tu sonrisa en las notas
discordantes de un teclado.

La pasión que todavía se escucha en
nuestras voces, en esos intercambios
de saludos corteses, no se borra,
no se mancha, no se reclina pidiendo
perdón impenitente.
No dejamos de pensarnos ni de
arrancarnos la piel en la distancia.
Tú, que te mueres por mí y vives con eso.
Yo, que vivo para escribir en ti y muero.

(Emilia Marcano Quijada)


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