No moriré
por ti, no te lo niego,
me
vestiré de luto por tu ausencia
porque
se va la luz de tu presencia
y no
tendré en tu boca mi sosiego.
Desaparece
el campo sin el riego
la
flor perece lenta, deshojada,
perdidos
van tus besos, tu mirada
que
se perdió al calor de tanto fuego.
No
moriré sin ti, que finalmente
he
de callar un grito agonizante
mirando
como vives tus quimeras.
Amor
vas a buscar inútilmente
y en
los intensos gritos de tu amante
me
vas a recordar aunque no quieras.
(Emilia
Marcano Quijada)
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