El
cielo abrió su cauce desbordado
preludio
de las noches tan umbrías
la
lluvia está sentándose a mi lado
y comienza
a escribirme poesías.
Recuerdo
que un lucero iluminaba
cuando
la lluvia y yo nos conocimos
y
como desde niña me bañaba
y
como tiernamente nos quisimos.
Mi
madre me llamaba dando palmas
"Cuidado,
ven, que puedes enfermarte"
tú
te ibas a bañar las negras almas
mientras
yo entraba a casa en un instante.
La
que moja mi vida de alegría
la
lluvia que investigan tantos sabios
tu
inundas de color mis noches frías
y
dejas tu presencia entre mis labios.
Tú
corres como sangre por mis venas
eres
del corazón el fiel reverso
tú
llegas susurrándome tus penas
y yo
voy escribiéndolas en verso.
(Emilia
Marcano Quijada)
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