A ti,
extensión de mi piel, extensión de mi alma.
A ti,
prolongación de mi cuerpo, mitad de mi ser.
A ti, guardián
de mis sueños, de mis pensamientos.
A ti, te
escribo, unión perfecta e infinita, surcador de mis trazos que siembra con sus
manos océanos rugientes en mi pecho.
Mar bravío de
caricias raudas e inmorales que lucha por encontrar mi desnudez.
Oleaje de
fuego y pasión que me sacude con sólo rozarme.
Brazos,
piernas, manos tuyas enredadas en mi cuerpo.
Locura
candente que navega desde mis hombros hasta mi frente, desde mis pies a mi
cintura, de mis caderas a mi pelo.
Tus trazos,
mis trazos, tu cuerpo y mi cuerpo, sublime comunión de los mortales ésta que
nos une hoy en un mismo suspiro, en una misma piel, en un mismo latido.
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