jueves, 28 de mayo de 2015

Llega un nuevo siglo, y yo me pregunto.



Gastamos más, pero tenemos menos,
compramos más, pero apreciamos menos,
las casas son más grandes, pero las familias más pequeñas.
Adquirimos más conocimientos, pero menos sabiduría.
Nos enorgullecemos con más títulos, pero carecemos de sensibilidad.
Tenemos más expertos, pero mayores problemas.
Nos acostamos tarde, amanecemos cansados, leemos poco, vemos demasiada televisión, y oramos casi nada.
Hemos incrementado las posesiones, pero reducido nuestros valores.
Sabemos apurarnos, pero no esperar.
Podemos limpiar el aire, pero seguimos contaminando el alma y la mente.
Conocemos a más gente, pero tenemos menos amigos.
Hemos hecho cosas más grandes, pero no necesariamente mejores.
Tenemos más medios de información, pero tenemos menos comunicación.
Hemos viajado a la luna, pero se nos hace difícil cruzar la calle para conocer al vecino.
Hemos conquistado el espacio exterior, pero nos hemos alejado de nuestro espacio interior.

Llega el nuevo siglo y yo, me pregunto...

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