viernes, 19 de diciembre de 2014

Nuestros cuerpos.



Nuestros cuerpos extasiados
que sudaban de placer
cuando dábamos el alma
antes del amanecer.

Nuestros cuerpos enredados
en la sala, en el sofá,
en la cocina, en el baño
en el piso del desván.

No se necesitaban las sábanas
sin almohadas daba igual
al unirse nuestros cuerpos
todo era celestial.

Una vela iluminaba
una canción al compás
se aceleraba el ritmo
y aumentaba la humedad.

Los gemidos que nacían
de dos cuerpos desquiciados,
desquiciados de locuras
y de coitos alcanzados.

Los gemidos delataban
supremas sensaciones,
animales salvajes
fuimos en ocasiones,
entregamos el alma
la vida de nuestros cuerpos,
ternura en las miradas
amor con cada incienso.

Amor en cada roce,
pasión en cada beso,
fundidos tú y yo
en un eclipse de deseos.

(Autor Desconocido)

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