En
plena crisis de los cuarenta,
en
ocasiones, me siento perdida.
Como
un león enjaulado que
no
encuentra la puerta de salida.
Subo,
bajo, me acerco y me alejo.
Se
admiten: consejos, sugerencias
y
alguna proposición indecente.
Pensando…
En
cosas de adolescentes,
sin
miedo a amar y pensando en volar,
en
acunar y que me acunen,
en
estar en su regazo y que me mime,
en
sentir sus manos en mi cuerpo,
y
pasar la noche en vela
solo
alimentándonos de caricias.
Y
tener la luna… por testigo.
Ay…!
Un suspiro contenido…
(Lilith)
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