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domingo, 31 de agosto de 2014
Desnudo de mujer, senos que no están ciegos y conocen las aves, hombros y espalda donde la luz del sol parece estar pensando, vientre cruzado por una secuencia de fugaz infinito, desnudo de mujer, concentración de la tierra y lo humano, estatua de la naturaleza, más blanca que el sollozo de un ángel, más morena que una mañana en la selva, más viva que la sonrisa del sol en la vela de un bote de pescadores.
viernes, 29 de agosto de 2014
domingo, 24 de agosto de 2014
El corazón más hermoso.
Un día un
hombre joven se ubicó en el centro de un poblado y proclamó que él poseía el
corazón más hermoso de toda la comarca. Una gran multitud se congregó a su
alrededor y todos admiraron y confirmaron que su corazón era perfecto, pues no
se observaban en él máculas ni rasguños.
Sí, coincidió el gentío que era el corazón más hermoso de todos los conocidos. Admirado, el joven se sintió más orgulloso aún, y con mayor fervor aseguró poseer el corazón más hermoso de todo el vasto lugar. De pronto, una persona señaló a un anciano y dijo: ¿Por qué dices eso, si tu corazón no es ni aproximadamente lindo comparado con el de ese hombre? Sorprendidos, la multitud y el joven miraron el corazón del viejo y vieron que, si bien latía vigorosamente, estaba cubierto de cicatrices y hasta existían zonas donde partes del corazón habían sido reemplazadas por otras que no encastraban perfectamente en el lugar, pues se veían bordes y aristas irregulares en su contorno. También había lugares con huecos donde faltaban trozos profundos. Entonces todas las personas tuvieron una gran confusión y pensaron - ¿Cómo puede él decir que ese corazón es más hermoso?
El joven contempló el corazón del anciano y al ver su estado desgarbado, se echó a reír. "Debes estar bromeando," dijo. "Compara su corazón con el mío... El mío es perfecto. En cambio el suyo es un conjunto de cicatrices y dolor." "Es cierto," dijo el individuo, "tu corazón luce perfecto, pero yo jamás me involucraría contigo.... Escucha, cada cicatriz representa una persona a la cual entregó todo su amor. Arrancó porciones de su corazón para entregárselos a cada uno de aquellos que ha amado. Muchos a su vez, le han obsequiado una parte del suyo, que colocó en el lugar que quedó abierto. Como las piezas no eran iguales, quedaron los bordes por los cuales se alegra, porque al poseerlos vibra con el amor que han compartido." "Hubo oportunidades, en las cuales entregó un trozo de su corazón a alguien, pero esa persona no le ofreció un poco del suyo a cambio. De ahí quedaron los huecos... Dar amor es arriesgar, pero a pesar del dolor que esas heridas le producen al haber quedado abiertas, ellas hablan de la capacidad de amar de ese anciano, siempre esperanzado con el regreso de esos seres para que ocupen el vacío que han dejado en su corazón y logren así experimentar también ellos la alegría del Amor. "
"¿Comprendes ahora lo que es verdaderamente hermoso?"
El joven permaneció en silencio, lágrimas corrían por sus mejillas. Se acercó al anciano, arrancó una parte de su hermoso y joven corazón y se lo ofreció. El hombre senil lo recibió y lo colocó en su corazón, luego a su vez arrancó una porción del suyo ya viejo y maltrecho y con él tapó la herida abierta del joven. La pieza se amoldó, pero no a la perfección. Al no haber sido idénticos los trozos, se notaban los bordes. El joven miró su corazón que ya no era perfecto, pero lucía mucho más hermoso que antes, porque el intercambio de amor fluía en su interior.
Con toda la ternura de mi corazón a todos aquellos corazones, que con huecos y llenos de cicatrices, como todos los corazones que comprenden, todavía son capaces de seguir amando.
Sí, coincidió el gentío que era el corazón más hermoso de todos los conocidos. Admirado, el joven se sintió más orgulloso aún, y con mayor fervor aseguró poseer el corazón más hermoso de todo el vasto lugar. De pronto, una persona señaló a un anciano y dijo: ¿Por qué dices eso, si tu corazón no es ni aproximadamente lindo comparado con el de ese hombre? Sorprendidos, la multitud y el joven miraron el corazón del viejo y vieron que, si bien latía vigorosamente, estaba cubierto de cicatrices y hasta existían zonas donde partes del corazón habían sido reemplazadas por otras que no encastraban perfectamente en el lugar, pues se veían bordes y aristas irregulares en su contorno. También había lugares con huecos donde faltaban trozos profundos. Entonces todas las personas tuvieron una gran confusión y pensaron - ¿Cómo puede él decir que ese corazón es más hermoso?
El joven contempló el corazón del anciano y al ver su estado desgarbado, se echó a reír. "Debes estar bromeando," dijo. "Compara su corazón con el mío... El mío es perfecto. En cambio el suyo es un conjunto de cicatrices y dolor." "Es cierto," dijo el individuo, "tu corazón luce perfecto, pero yo jamás me involucraría contigo.... Escucha, cada cicatriz representa una persona a la cual entregó todo su amor. Arrancó porciones de su corazón para entregárselos a cada uno de aquellos que ha amado. Muchos a su vez, le han obsequiado una parte del suyo, que colocó en el lugar que quedó abierto. Como las piezas no eran iguales, quedaron los bordes por los cuales se alegra, porque al poseerlos vibra con el amor que han compartido." "Hubo oportunidades, en las cuales entregó un trozo de su corazón a alguien, pero esa persona no le ofreció un poco del suyo a cambio. De ahí quedaron los huecos... Dar amor es arriesgar, pero a pesar del dolor que esas heridas le producen al haber quedado abiertas, ellas hablan de la capacidad de amar de ese anciano, siempre esperanzado con el regreso de esos seres para que ocupen el vacío que han dejado en su corazón y logren así experimentar también ellos la alegría del Amor. "
"¿Comprendes ahora lo que es verdaderamente hermoso?"
El joven permaneció en silencio, lágrimas corrían por sus mejillas. Se acercó al anciano, arrancó una parte de su hermoso y joven corazón y se lo ofreció. El hombre senil lo recibió y lo colocó en su corazón, luego a su vez arrancó una porción del suyo ya viejo y maltrecho y con él tapó la herida abierta del joven. La pieza se amoldó, pero no a la perfección. Al no haber sido idénticos los trozos, se notaban los bordes. El joven miró su corazón que ya no era perfecto, pero lucía mucho más hermoso que antes, porque el intercambio de amor fluía en su interior.
Con toda la ternura de mi corazón a todos aquellos corazones, que con huecos y llenos de cicatrices, como todos los corazones que comprenden, todavía son capaces de seguir amando.
Busco una mujer.
Busco una mujer brillante, que no sea rosa hermosa
y candorosa, pero ingenua. Tampoco la madre esclava del hogar. Busco a una
mujer que se atreva a ser ella misma, sin dobleces.
Una mujer fuerte, segura de ella misma, dispuesta a desarrollar todas sus aptitudes y cualidades; acepte y quiera corregir sus defectos. Una mujer inteligente, trabajadora, dulce.
Una mujer que sepa que hacer y cuando actuar, aceptando sus limitaciones; cuando tenga miedo, sepa que en mis brazos tiene el mejor refugio.
Lo más importante, una mujer que me pueda amar con todo su corazón. Que me ame como soy, con mis cualidades y con mis defectos, los cuales con críticas y observaciones constructivas corregiré.
Una mujer que pueda ser tierna, humilde, bella como una rosa. En la cual pueda confiar en un cien por ciento, decirle cualquier cosa; y cuando necesite un consejo; que me permita ser débil a veces; cuando esté sentado con algún miedo en un rincón, con su amor me ponga una sonrisa, me de refugio, me comprenda.
Una mujer que tenga claras sus aspiraciones en la vida, que luche por conseguir sus metas, pero nunca manipulando ni pisando a los demás.
Busco a una mujer que sea mi compañera por siempre, desde tender la cama, compartir la mesa, pasear en bicicleta por el parque, educar a nuestros hijos, y que en el fin del mundo siga a mi lado, en mis entrañas protegida, que nuestras almas se fusionen y permanezcan así por siempre.
Una mujer capáz de abrir el baúl de hierro que hay dentro de mí, conteniendo un gran tesoro, el tesoro que me hace ser quien soy, que ella merece muy dignamente.
Una mujer que perdone todas mis tonterías.
Yo, a cambio, de recompensa, estoy dispuesto a dar todo esto a ella y más. Le pagaría dándole mi corazón, mi ser, mi vida, mi tiempo, mi amor. Cosa que tal vez no va a ser suficiente para ella.
Se que busco algo muy valioso, muy difícil de encontrar, algo que ni el mejor hombre del mundo merece. He buscado y no había podido encontrar a una verdadera mujer.
Me pregunto, ¿a caso esa mujer eres tú?, ¿a caso mi búsqueda ha terminado? Lo único que falta es que ella encuentre lo que busca en mí, para que así me ame. No creo cumplir todos los requisitos, soy humano, pero estoy seguro de hacer mi mejor esfuerzo por llenarlos.
Una mujer fuerte, segura de ella misma, dispuesta a desarrollar todas sus aptitudes y cualidades; acepte y quiera corregir sus defectos. Una mujer inteligente, trabajadora, dulce.
Una mujer que sepa que hacer y cuando actuar, aceptando sus limitaciones; cuando tenga miedo, sepa que en mis brazos tiene el mejor refugio.
Lo más importante, una mujer que me pueda amar con todo su corazón. Que me ame como soy, con mis cualidades y con mis defectos, los cuales con críticas y observaciones constructivas corregiré.
Una mujer que pueda ser tierna, humilde, bella como una rosa. En la cual pueda confiar en un cien por ciento, decirle cualquier cosa; y cuando necesite un consejo; que me permita ser débil a veces; cuando esté sentado con algún miedo en un rincón, con su amor me ponga una sonrisa, me de refugio, me comprenda.
Una mujer que tenga claras sus aspiraciones en la vida, que luche por conseguir sus metas, pero nunca manipulando ni pisando a los demás.
Busco a una mujer que sea mi compañera por siempre, desde tender la cama, compartir la mesa, pasear en bicicleta por el parque, educar a nuestros hijos, y que en el fin del mundo siga a mi lado, en mis entrañas protegida, que nuestras almas se fusionen y permanezcan así por siempre.
Una mujer capáz de abrir el baúl de hierro que hay dentro de mí, conteniendo un gran tesoro, el tesoro que me hace ser quien soy, que ella merece muy dignamente.
Una mujer que perdone todas mis tonterías.
Yo, a cambio, de recompensa, estoy dispuesto a dar todo esto a ella y más. Le pagaría dándole mi corazón, mi ser, mi vida, mi tiempo, mi amor. Cosa que tal vez no va a ser suficiente para ella.
Se que busco algo muy valioso, muy difícil de encontrar, algo que ni el mejor hombre del mundo merece. He buscado y no había podido encontrar a una verdadera mujer.
Me pregunto, ¿a caso esa mujer eres tú?, ¿a caso mi búsqueda ha terminado? Lo único que falta es que ella encuentre lo que busca en mí, para que así me ame. No creo cumplir todos los requisitos, soy humano, pero estoy seguro de hacer mi mejor esfuerzo por llenarlos.
Así convivimos.
Durante
nuestra vida convivimos, muchas veces con sensaciones, sin quererlas o
desearlas, pero también con otras que no valoramos en la medida que se merecen.
Convivimos con: la angustia, el dolor, la duda, la soledad, la ansiedad, la mentira, el temor, el rechazo, el desprecio, la venganza propia y la ajena, con el silencio, con el mal, con el rencor, con la rutina, con los desencantos, con los prejuicios, con la falta de humildad, con la ausencia de valores y principios, con la crítica nuestra y la de ellos, con la ingratitud, con la soberbia de los inútiles que no pueden amar, con la incomprensión, con la inseguridad, con la falta de ilusión, con el conformismo, con el odio, con el olvido, con la pérdida, con la falta de libertad, con el pasado sin resolver, con la indiferencia, con los malos pensamientos, sin el perdón, con la envidia del otro y la de uno, con la falta de fe, sin un rumbo a seguir, con la impaciencia, con el mal humor de uno y el de los demás, con la impotencia de no poder, con el aburrimiento, con la palabra demás...
Pero... siempre hay un pero, también convivimos, con el humor, con la alegría, con la risa de uno y la de los demás, con los colores que nos traen paz y armonía, con el Sol que nos da energía, con la lluvia que no nos molesta, de las caminatas por la tarde, con las sorpresas agradables, con las primeras brisas de primavera y con cada una de las estaciones del año que nos enseñan entre otras cosas, no todo es frío o calor, con la posibilidad de conocer la felicidad, de dar amor y de ser correspondido, con la búsqueda de la verdad, con la imaginación, con el bien, con un futuro mejor construido por uno, con el cariño, con el amor, con los afectos, con los abrazos, con las caricias, con la amistad, con charlas placenteras con amigos, con el compañerismo, con la lealtad, con la fe, con proyectos posibles e imposibles, con las distintas manifestaciones del arte, con la lectura, la música que nos transporta a lugares que uno solo conoce, con fragancias y perfumes que nos dan lugar al placer, con los recuerdos nostálgicos, y con el otro...
Uno, siempre uno, será el que finalmente decida con que quiere convivir...
Convivimos con: la angustia, el dolor, la duda, la soledad, la ansiedad, la mentira, el temor, el rechazo, el desprecio, la venganza propia y la ajena, con el silencio, con el mal, con el rencor, con la rutina, con los desencantos, con los prejuicios, con la falta de humildad, con la ausencia de valores y principios, con la crítica nuestra y la de ellos, con la ingratitud, con la soberbia de los inútiles que no pueden amar, con la incomprensión, con la inseguridad, con la falta de ilusión, con el conformismo, con el odio, con el olvido, con la pérdida, con la falta de libertad, con el pasado sin resolver, con la indiferencia, con los malos pensamientos, sin el perdón, con la envidia del otro y la de uno, con la falta de fe, sin un rumbo a seguir, con la impaciencia, con el mal humor de uno y el de los demás, con la impotencia de no poder, con el aburrimiento, con la palabra demás...
Pero... siempre hay un pero, también convivimos, con el humor, con la alegría, con la risa de uno y la de los demás, con los colores que nos traen paz y armonía, con el Sol que nos da energía, con la lluvia que no nos molesta, de las caminatas por la tarde, con las sorpresas agradables, con las primeras brisas de primavera y con cada una de las estaciones del año que nos enseñan entre otras cosas, no todo es frío o calor, con la posibilidad de conocer la felicidad, de dar amor y de ser correspondido, con la búsqueda de la verdad, con la imaginación, con el bien, con un futuro mejor construido por uno, con el cariño, con el amor, con los afectos, con los abrazos, con las caricias, con la amistad, con charlas placenteras con amigos, con el compañerismo, con la lealtad, con la fe, con proyectos posibles e imposibles, con las distintas manifestaciones del arte, con la lectura, la música que nos transporta a lugares que uno solo conoce, con fragancias y perfumes que nos dan lugar al placer, con los recuerdos nostálgicos, y con el otro...
Uno, siempre uno, será el que finalmente decida con que quiere convivir...
Ámame
Ámame
porque trato de tocar la vida dentro del marco de la incertidumbre.
Ámame en la sombra de mis indecisiones mientras trato de adquirir sabiduría
Ámame en el silencio de mis penas y en el ruido de mis confusiones.
Ámame por el sentimiento de mi corazón no por los temores de mi mente.
Ámame en mi búsqueda de la verdad aunque pueda caer en el engaño.
Ámame mientras persigo mis sueños a veces retrasados por ilusiones.
Ámame mientras llego a conocerme a mí mismo aún durante los tiempos difíciles.
Ámame porque yo busco la armonía de Dios no la discordia del hombre.
Ámame porque nuestro tiempo juntos será empleado haciendo crecer el mundo en bondad y comprensión.
Ámame no con expectación sino con esperanza... Yo te amaré igual.
Ámame en la sombra de mis indecisiones mientras trato de adquirir sabiduría
Ámame en el silencio de mis penas y en el ruido de mis confusiones.
Ámame por el sentimiento de mi corazón no por los temores de mi mente.
Ámame en mi búsqueda de la verdad aunque pueda caer en el engaño.
Ámame mientras persigo mis sueños a veces retrasados por ilusiones.
Ámame mientras llego a conocerme a mí mismo aún durante los tiempos difíciles.
Ámame porque yo busco la armonía de Dios no la discordia del hombre.
Ámame porque nuestro tiempo juntos será empleado haciendo crecer el mundo en bondad y comprensión.
Ámame no con expectación sino con esperanza... Yo te amaré igual.
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