Recostada
en los frondosos
y verdosos follajes
del prado,
al aire libre adornando
con la pureza del
corazón
latiendo al ritmo
de la naturaleza,
a la sombra
de los árboles
para proteger
tu frescura de mujer
que se hace sentir
en el ambiente,
con besos y caricias
bendiciéndote
con amor
y la sabiduría
de la belleza
que se impone
entre las fragancias
de los jardines para
dar
vida en los
pensamientos
de un solitario.
Derechos reservados,
noviembre 2012.
(Juan G. Márquez D)
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